Han pasado ya tres semanas y sigo sintiendo que parte de mi sigue en ese paraíso que creamos entre la roca del camello y el mar cantábrico a cientos de kilómetros de aquí.
No me acostumbro a ir en "guagua" y no ver vuestras caras de dormidos a mi alrededor, a no mezclar los idiomas, a no tener profesores que de verdad despiertan tus ganas de levantarte e ir a clase; a no pasar las horas lectivas haciendo juegos y cuando te quieres dar cuenta han pasado las tres horas y tu cerebro ya piensa en inglés; a no castigar a Victoria cuando la ganabamos en los juegos y sentirnos las mejores.
No me acostumbro a que no aparezcais en mi cuarto y me recordeis lo solita que estoy, a no hacer cola para comer , a no salir corriendo del autobus para poder llegar rápido y poder desayunar tranquilos.
No me acostumbro a que , cada vez que intento ser responsable me digáis que tengo 70 años y me preguntéis cuando me cambian el pañal;ni a no beber cerveza en el patio interior de la resi; ni a recopilar expresiones de todos los dialectos españoles.
No me acostumbro a echaros de menos.
Pensé que sería una experiencia increíble, pero nunca creía que fuera a llevarme familia de esa semana. Recordad, los amigos son la familia que se elige, y yo os elegiría mil v
eces.